¿Cómo posicionar un ron premium en una categoría saturada por la competencia? Aconte es un ron mexicano, realizado de manera artesanal en Michoacán, utilizando los ingredientes y estándares de la más alta calidad: agua natural de manantial, caña de azúcar de la región y un proceso refinado por más de 100 años y 6 generaciones. Un producto que busca ser un referente nacional en el extranjero.
Después de varias reuniones con el cliente para definir los territorios y la personalidad de la marca, se llegó a la conclusión de que la cualidad mineral del producto era un valor esencial para la marca. La región en la que se produce el ron es rica en cobre, lo que le da a los ingredientes características que no se replican en otras zonas productoras en el mundo. Ubicados cerca de Santa María del Cobre, zona reconocida a nivel internacional por su trabajo en artesanías en cobre, la destilería utiliza agua natural de manantial que por su localización contiene minerales que le dan un sabor y propiedades muy particulares al ron Aconte. Suave y dulce al paladar y con tonos cobrizos, Aconte es un ron que te invita a la introspección; a re-descubrir lo que crees que ya conoces.
Se tomaron referencias no solo de la categoría, sino de bebidas más exclusivas, como el whisky, brandy y champagne para lograr una clara diferencia entre los rones de la competencia y los productos del cliente, buscando elevarlos por encima de las demás opciones en el punto de venta.
Desde el inicio se trabajó en las tres variantes del ron (blanco, añejo y solera) para considerar todos los elementos y así lograr un family look coherente y diferenciado.
Se refinaron los elementos que comunican la calidad del producto a nivel de etiqueta y se exploraron varias opciones de acabados, como hot-stamping, relieves, texturas y varios métodos de impresión para lograr una imagen de alta calidad, que comunicara lo premium del producto.
Las propuestas iniciales exploran diversos territorios conceptuales y gráficos, todos partiendo del concepto de descubrir. El equipo interpretó el brief de distintas maneras para presentarle al cliente un abanico de propuestas que tocara diferentes enfoques y el cliente tuviera un número ideal de opciones creativas para seleccionar una ruta y de ahí partir para el refinamiento de su marca y etiqueta.
El diseño final cuenta con tres etiquetas que le dan seriedad y calidad al producto: la primera, en el collarín, sirve como sello de calidad sobre la tapa; la segunda contiene los elementos principales de la marca y el texto que refuerza el posicionamiento; la tercera sirve como control de calidad a nivel interno por medio de botellas numeradas y firmadas por el sommelier.
