Cuando algo no debería de funcionar, pero funciona

Hace algunos días nos topamos con una botella de vino que nos llamó mucho la atención. Una gráfica sólida y segura de sí misma, con pocos elementos, pero cada uno con una voz muy personal y definida y colores muy atrevidos en conjunto. La etiqueta del vino “EL NIÑO”, de Campillo tiene los elementos indicados para saltar a la vista y atraer al consumidor; en nuestro libro, una gran victoria en el anaquel.

Botella
Una botella atractiva que brinca del estante.

El problema (¿será problema?) es que inspeccionando de cerca la etiqueta, rompe con casi todas las reglas del diseño. Reglas que por muchos años han definido el “buen” diseño. Reglas en las cuales nos hemos apoyado para hacer lo que hacemos. Reglas que nos dan seguridad en que nuestro trabajo está bien hecho. Reglas que desde la universidad, han recibido un lugar especial como herramientas indispensables de los diseñadores para diseñar.

La tipografía de la etiqueta, en un color rojo brillante, se olvida de la compensación en las curvas de la “O”, que según cualquier tipógrafo que se respete, debe cruzar la línea base para verse del mismo tamaño que las letras rectas. Con la “N” pasa lo mismo: las terminaciones agudas en el asta diagonal ignoran el peso visual y se rigen más por la matemática (o sea, llegan al mismo lugar, aunque deberían ser más largas para que se vean del mismo tamaño).

Detalle de la linea base.
¿Quién demonios diseñó esto?

Otras letras también deciden ignorar a los cánones del buen diseño y no conservan los rasgos que las deberían unificar para que pertenezcan todas a una misma fuente. Las terminaciones y trazos de la “i” y “N” parecen sugerir que las letras fueron trazadas de manera independiente, y por manos distintas. Otro caso es el punto de la “i” que tampoco compensa y es del mismo tamaño (la misma medida) que el fuste (debería ser más grande). Y por si no fueran suficientes insultos, la primera “N” tiene un inicio en ángulo en la parte inferior, mientras la “Ñ” lo tiene horizontal. Y ni nos pregunten por la “i” minúscula que se coló a la fiesta.

Consistentemente inconsistente
¿Habrá sido diseñado por partes, en estudios diferentes?

Con todo esto, al final el diseño funciona muy bien. Puede ser uno de esos casos en donde hay que conocer las reglas para poder romperlas y hacer que el diseño funcione, pero nos ha causado un leve dolor de cabeza desde hace varios días. Todo lo que sabemos de diseño nos dice que está mal diseñada, pero nos encanta.

Ah, y el vino está bastante bueno. Aunque de eso no sabemos mucho…